La paz nunca la encontraras corazón si no aprendes a
disfrutar la ira de las cosas. Porque la esencia del ser es de lo que se nutren
ambas. Y en esa esencia de tu alma se puede ver la ira, la ira innata por la
que luchamos todos, el enojo compulsivo que hace temblar tus manos mi vida.
Sabios han dicho que un ser con naturaleza agresiva no puede
ser pasivo porque si no iría contra su esencia y eso lo haría ir contra sí
mismo y se intoxicaría y moriría por luchar contra él y no ganaría nada a
cambio de eso. Algo de razón pueden tener, porque es entendible que uno tenga
que seguir lo que es. El hombre por no quererlo se corrompe a si mismo
queriendo ser siempre algo que no es, luchando contra sí mismo porque no cree
que pueda ser así, y solo vagar por la ignorancia de su interior lo hace
despreciarse y morir, morir en vida.
Allí los puedes ver por todos lados, deambulando, sonriendo,
corriendo, saltando, creyendo ser libres y lo que no entienden es que tarde o
temprano la vida, su vida, vendrá a pedirles que hagan lo que deben, y allí es donde se
corrompen, se caen, dejan de correr, se hunden en lo más bajo de su ser,
pierden la falsa alegría que se crearon y no les queda más que ser lo que son,
solo eso.
Un ser es por naturaleza alguien que no se conoce a si mismo
hasta que se necesita, hasta que él mismo entiende que en la vida su destino no
está marcado por lo que dicta su mente sino su ser, su esencia, su espíritu, su
alma y corazón.
Allí seremos libres, allí podremos mirar a los demás sin un
solo prejuicio y desprecio porque allí ahí vamos a darnos cuenta que aprendimos
a ser nosotros mismos y no necesitaremos mostrar la falsedad de nuestro ser.
Podremos andar libres sin tapar cada parte de nosotros que muestre lo que
realmente somos.
Agarra esa ira y con ella rompe la careta que has creado
para representarte ante la sociedad corazón, revienta en mil pedazos tu razón para
ser y escúchate desde el interior, escúchate, desnúdate, desprecia lo que eras
hasta ahora, solo resbala y déjate elevar en el vuelo de tu espíritu, cae en el
abismo más oscuro donde te puedas reconocer, o como quieras expresarlo, pero
hazlo. Suéltate. Grita, como los grandes vikingos y guerreros antiguos, expresa
tu ira contra ti en un grito.
No podemos negarnos a lo que somos, solo podemos lograr volvernos mejores. No luches contra ti.
Respetate!